domingo, 9 de mayo de 2010

HISTORIA DE AREQUIPA









La historia de Arequipa


Gabriela Laleska Angulo

La historia de Arequipa, ciudad al sur del Perú, empezó antes de su fundación española por Garcí Manuel de Carbajal el 15 de agosto de 1540. La ciudad fue establecida en el valle del río Chili en un área ocupada por algunos poblados indígenas.


EPOCA PREINCA
Hasta poco antes del surgimiento del Imperio Incaico existían en lo que hoy es la ciudad de Arequipa algunos conglomerados nómadas que vivían dedicados a actividades tales como la caza, la pesca y la recolección de frutos autóctonos de la zona, desarrollando la domesticación de algunos animales principalmente auquenidos e iniciando incipientes prácticos de sedentarización y agricultura.
Con el tiempo, luego de procesos migratorios dentro de la región se establecieron los primeros asentamientos, muchos de ellos con conexiones hasta el mar dando origen a las primeras vías de comunicación con lo que se incrementó la accesibilidad del territorio.


El valle del río Chili, donde en sus márgenes posteriormente se asentaría la ciudad de Arequipa, estaba surcada por importantes canales de irrigación o acequias construidas en la época pre-inca e inca que permitieron cultivar los llanos y las andenerías desarrolladas en los flancos de las laderas del río.



Varias fueron las comunidades que se establecieron en el asentamiento actual de la ciudad de Arequipa como los Yarabayas, pueblo primitivo que se asentó en el "Tradicional Barrio de San Lázaro", otra comunidad fueron los Chimbas, que se asentaron en el margen izquierdo del río, que conjuntamente con comunidades Collaguas desarrollaron una economía agraria en medio del desierto.


EPOCA INCA
Alrededor de 1170 el cuarto monarca del Incanato, de la dinastía incáica, Maita Cápac, se detuvo con su ejército en un valle despoblado, pero amenísimo, al que llamó "Ari-qquepas" (quedémonos aquí), dicho inca repartió terrenos entre tres mil familias, que fundaron los caseríos o pueblos de Yanahuara, Caima, Tiabaya, Paucarpata, Socabaya, Characato, Chiguata y otros.

EPOCA COLONIAL
El 15 de agosto de 1540, Juan de la Torre y Díaz Chacón fundó la “Villa de la Asunción de Nuestra Señora del Valle Hermoso de Arequipa” con la colaboración del teniente de gobernador Garcí Manuel de Carbajal, quien había escogido previamente el sitio adecuado para asentar el poblado.

El acta de fundación de la “Villa de la Asunción de Nuestra Señora del Valle Hermoso de Arequipa” dice lo siguiente:






"E después de lo susodicho, en el valle de Arequipa, a quinze dias del mes de agosto de mill e quinientos e cuarenta años el muy magnífico señor Garcí Manuel de Carbajal teniente e capitan por el ilustre señor Marqués Don Francisco Pizarro governador en estas provincias por su magestad, en cumplimiento del mandamiento de dicho señor governador anduvo por el dicho valle de Arequipa, e se informó del asiento más conveniente e sano e de menos perjuicio de los naturales; e abiéndolo visto según dicho es, dixo que en nombre de su magestad e del dicho señor governador Don Francisco Pizarro e en su real nombre, fundaba e fundó la dicha Villa Hermosa en el Valle de Arequipa, en la parte de Collasuyo, donde su Señoria mandó, encima de la barranca del rio, del dicho valle; e su merced en el dicho nombre puso la cruz en el sitio que viene señalado para iglesia, e ansi mismo puso la picota en la plaza de la dicha villa, lo que dixo que hacia e hizo en nombre de su majestad y del dicho señor govemador en su real nombre como dicho es e por posesión, e ansi fecho su merced mandó pregonar e fue pregonando que los vezinos e otras personas que tienen solares en la dicha villa hermosa los pueblen e edifiquen sus casas en ellos dentro de seis meses cumplidos primeros siguientes so las penas que el señor governador manda e ansi fue pregonado publicamente por vos Pedro Ires pregonero público e su merced lo firmó de su nombre siendo testigos Hernando de Silva e Hemando de Torres regidores e Juan de la Torre alcalde e Luis de León e el Padre Rodrigo Bravo e Fray Bartolomé de Ojeda e el Padre Fray Diego Manso e Diego de Hernandez e otras muchas personas que en el estaban e su merced lo firmó como dicho es--Garcí Manuel de Carbajal-- todo lo cual que dicho es pasó ante mi--Alfonso de Luque escribano público."





ESCUDO DE ARMAS
Al poco tiempo de fundada la Villa Hermosa de Arequipa la elevó Carlos V de España y I de España a la categoría de ciudad, por real cédula fechada en Fuensalida (Toledo), el 22 de septiembre de 1541. Fue por Real Cédula 7 de octubre de 1541, que el citado Emperador le concedió a la ciudad su Escudo de Armas:



...Y por la presente hacemos merced y queremos y mandamos que ahora y de aquí adelante la dicha Ciudad de Arequipa haya y tenga por sus armas conocidas un Escudo que en lo bajo de él esté un Río y sobre él un mogote del cual salgan unos humos a manera de volcán, y a los lados del cerro mogote, de la una parte, y de la otra; estén unos árboles verdes y encima de ellos dos leones de oro, de la una parte, y el otro de la otra; todo ello en campo colorado; y por orla ocho flores de lis y de oro en campo azul, y por timbre un yelmo cerrado; y por divisa un grifo con una bandera en las manos en la cual estará escrito las letras del nombre de Mi el Rey; con sus trascoles y dependencias y follajes de azul y oro según que aquí van figurados y pintados; las cuales dichas armas damos a la dicha Ciudad de Arequipa por sus Armas y Divisa...



EPOCA VIRREYNAL
Hallándose en esta ciudad el Virrey D. Francisco de Toledo, con motivo de la visita general que hizo al territorio de su jurisdicción, a pedido del Cabildo y siendo procurador general Diego Hernández Hidalgo previa una información de nueve testigos de los más antiguos vecinos y fundadores de la ciudad, mandada actuar por el decreto de 20 de agosto de 1571 ante el Escribano Juan Ruiz de Gamarra, le concedió, con fecha de 7 de noviembre de 1575, el título de "muy noble y muy leal", en virtud de sus méritos y servicios a la causa real.



Según Travada ese título fue confirmado por Felipe II "con muchas más honras" en dos cédulas, una fechada en Badajoz el 20 de septiembre de 1580 y la otra en Madrid el 28 de enero de 1594,
lo cual no parece muy exacto, toda vez que en esa como en otras cédulas se hacía únicamente referencia a ese título, que ya tenía Arequipa. La de Badajoz contiene elogios para las matronas de esta ciudad por el valioso donativo que hicieron de sus joyas a fin de aliviar la situación del Tesoro Real, exhaustos por los fuertes gastos que ocasionaban las guerras contra los musulmanes y protestantes, y la de Madrid es también de agradecimiento por haber aceptado la nueva contribución de la Alcabala, que produjo una buena renta.







Durante el virreinato la ciudad destacó por ser el eje comercial del centro y sur de este, a través del puerto de Quilca e Islay. Esto influyó en el desarrollo de una pequeña burguesía en desmedro de los grandes terratenientes. Arequipa se mantuvo fiel a la causa real durante las guerras civiles de los conquistadores por lo que recibió el título de "Muy noble, leal y fidelísima". Sin embargo no estuvo ajena a los pensamientos e ideales libertarios que se manifestaron a través de la Academia Lauretana. Entre los próceres de la Independencia destaca el poeta Mariano Melgar quien fuera fusilado por los realistas después de la batalla de Humachiri.




Esos afanes "autonomistas" y posteriormente "libertarios" se manifestaron durante el corto periodo de vigencia de la Constitución de Cádiz los años 1812 - 1814. En las primeras elecciones para elegir el ayuntamiento constitucional se manifestó este primer brote autonomista. Los arequipeños lograron exluir de las listas de electores a los peninsulares y a los adictos a aquellos, lo que determinaría la conformación de un cabildo contrario al Jefe Político e Intendente Moscoso. Del autonomismo a la libertad hubo poco trecho dada la Revolución del Cuzco que se expandiría hacia todo el sur del virreynato peruano, siendo partícipes de ella varios arequipeños como Mariano José de Arce, Mariano Melgar, José María Corbacho, así como en Puno participaría el arequipeño Benito Laso.




Respecto a su población durante los últimos años de la colonia, según el censo elaborado durante el gobierno del virrey Francisco Gil de Taboada (1790-1796) la población de la ciudad de Arequipa ascendía a 37,241 habitantes: 22,207 criollos y españoles; 4,980 mestizos; 5,929 aborígenes y 4,125 negros, mulatos, zambos, cuarterones, etc ya fueran esclavos o de "castas libres".


EPOCA DE LA INDEPENDENCIA
Según el historiador José Agustín de la Puente Candamo en Arequipa se vivió la independencia igual que todas las provincias de Perú, en guerra civil. Por su geografía y ubicación, tuvo circunstancias especiales; por ejemplo cuando la revolución de Pumacahua y las tropas rebeldes entraron a Arequipa por poco tiempo.


Hubo un momento de euforia pero luego salieron, y se mantuvo el poder virreinal en Arequipa hasta la batalla de Ayacucho; no es que Arequipa estuviera en contra de la independencia, sino que libraba una guerra civil.
Las autoridades virreinales se mostraron flexibles frente a la inquietud libre pensadora de los arequipeños. El 10 de diciembre de 1821 se fundó en la ciudad de Arequipa la Academia Lauretana Ciencias y Artes, bajo dirección de Evaristo Gómez Sánchez, que tuve a su vez la primera imprenta del departamento. Apenas construida la Academia, sus principales integrantes Javier de la Luna Pizarro, Aparicio Gómez Sánchez, Francisco de Paula González Vigil, Gaulberto Valdivia, Manuel Amat y León y Juan de Dios Salazar, tomaron partido a favor de la emancipación.





El historiador de la Puente afirma que existe duda en cuanto a que si se firmó primero en Supe o en Ica, la primera acta de independencia pero gran mayoría afirma que fue el cabildo de Supe el primero en hacerlo en todo Perú en abril de 1820.



Mientras las armas decidían la independencia en el norte del país, en donde se declaró la independencia sin una batalla, un hecho contradictorio es que cuando ocurre la batalla de Ayacucho, Arequipa todavía estaba ocupada por los realistas, como todo el sur, y el historiador comenta este hecho contradictorio.


"Ese es un fenómeno curioso, en el sur comenzaron las revoluciones precursoras con Túpac Amaru, pero el sur quedó en poder del rey hasta más tarde. En cambio el norte, donde hubo menos movimientos revolucionarios previos, se independizó antes; un fenómeno histórico."
José Agustín de la Puente.


Un hecho interesante es que el obispo de Arequipa José Sebastián de Goyeneche, fue obispo de Arequipa en el virreinato, durante la independencia y entrada la república, y murió en los años 60 del siglo XIX, como arzobispo de Lima. Goyeneche era obispo de Arequipa en el tiempo del virrey Pezuela, siguió como obispo en el tiempo de San Martín y de Bolívar, lo que prueba que Perú era el que se independizaba, y no las intendencias las que lo hacían o lo hicieron, que había una continuidad en el cambio. Continuaron las mismas personas, las mismas costumbres, el cambio fue progresivo, lento.


EPOCA REPUBLICANA
El territorio correspondiente a la Intendencia de Arequipa fue designado como departamento mediante decreto del 26 de mayo de 1822. Los primeros contingente militares patriotas que llegaron a la región estuvieron comandados por el coronel Guillermo Miller, que ocupo Camaná el 26 de diciembre de 1822 y logró la adhesión entusiasta de sus pobladores.

Las Constituyentes de 1822 - 1823, 1827 - 1828 y 1833 - 1834 tuvieron como presidente al arequipeño y "lauretano" Javier de Luna Pizarro.


Durante el gobierno de Bolívar, después de la victoria de Ayacucho, la ciudad fue un activo centro contrario a la propagación de los poderes dictatoriales del Libertador. Los letrados Manuel Cuadros, Evaristo Gómez Sánchez, Gualberto Valvivia, Andrés Martínez y el comerciante Mariano Llosa Benavides se opusieron de forma pública y tajante a la constitución vitalicia bolivariana. Por esa razón, Cuadros, Gómez Sánchez y Luna Pizarro, representantes por Arequipa en el Congreso de 1826, fueron reelegidos casi por aclamación para el Congreso Constituyente de 1827 - 1828. Fruto de la actividad de la Academia Lauretana fue la fundación del Colegio Nacional de la Independencia Americana (el 4 de marzo de 1827, dirigido por Gaulberto Valdivia), y de la Universidad Nacional de San Agustín (creada por decreto del general Antonio Gutiérrez de la Fuente el 2 de junio de 1827 e instalada el 11 de noviembre de 1828), cuyo primer rector fue José Fernández Dávila.



Entre 1833 y 1834, visitó Arequipa en busca de su familia paterna la escritora francesa Flora Tristán, hija del diplomático peruano Mariano Tristán y Moscoso. En 1838, publicó en París los recuerdos de su viaje bajo el título Peregrinaciones de una paria, libro en el que describe con lujo de detalles la realidad arequipeña de esa época.


En 1835, apenas constituida la Confederación Perú-Boliviana, el general Orbegoso trasladó su gobierno de Lima a Arequipa, y solicitó apoyo del entonces presidente boliviano Andrés de Santa Cruz contra las pretensiones de Gamarra y Salaverry. Las batallas decisivas entre las tropas de Salaverry y las de la Confederación se dieron en Uchumayo , en las inmediaciones de la ciudad de Arequipa, el 4 de febrero de 1836, donde vence Salaverry; y en Socabaya , tres días después, el 7
de febrero, donde vence Santa Cruz. Salaverry y sus principales colaboradores fueron fusilados en la plaza de Armas de Arequipa el 19 de febrero de 1836.



Luego de expresar su rechazo a la Confederación, Chile envió al mando del general Blanco Encalada una expedición militar que llegó a territorio arequipeño el 12 de octubre de 1837. Antes de entrar en batalla hubo negociaciones que permitieron firma un tratado de paz en Paucarpata, distrito aledaño a la ciudad, el 17 de noviembre, entre el jefe militar chileno y el general Quiroz, de la Confederación. Chile no refrendo el tratado y envió una segunda expedición al mando del general Bulnes, al año siguiente, en apoyo de Ramón Castilla y otros militares caudillos peruanos contrarios a Santa Cruz.



En los años siguientes la ciudad de Arequipa fue sede de sucesivos pronunciamientos militares insurreccionales. El 20 de febrero de 1843 se proclamó ahí como supremo director de la República el general Manuel Ignacio de Vivanco, cuyas ambiciones concluyeron con la batalla de Carmen Alto el 22 de julio de 1844. El 14 de abril de 1854 insirió desde Arequipa como presidente provisorio el general Ramón Castilla, quien logro hacerse del poder. Contra este gobierno de facto, el 1 de noviembre de 1856 se alzó en arma nuevamente en Arequipa, el general Vivanco. Tras fracasar sus expediciones militares a Lima y Trujillo, tuvo que regresar a Arequipa a fines de 1857 para organizar su defensa. Las fuerzas comandadas por Miguel de San Román se enfrentaron a Vivanco en el combate de Yumina el 29 de junio de 1857, tras ocho meses de asedio la ciudad fue asaltada por el ejército de Castilla, tras la Toma de Arequipa finalizó la Guerra Civil Peruana de 1856-1858.